El tabaco y la exposición a la contaminación durante el embarazo son dos de los principales factores de riesgo prenatales para el desarrollo de asma y alergias durante la infancia. Así lo concluye una revisión de estudios realizada por la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), que recomienda seguir una dieta saludable, reducir el estrés y evitar la exposición a la contaminación del tráfico, sobre todo en hora punta, durante la gestación para evitar la aparición de enfermedades alérgicas en niños.
El tabaco y la exposición a la contaminación durante el embarazo son dos de los principales factores de riesgo prenatales para el desarrollo de asma y alergias durante la infancia. Así lo concluye una revisión de estudios realizada por la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), que recomienda seguir una dieta saludable, reducir el estrés y evitar la exposición a la contaminación del tráfico, sobre todo en hora punta, durante la gestación para evitar la aparición de enfermedades alérgicas en niños. Un estudio multicéntrico español, publicado en octubre en la revista Thorax, confirma que la exposición prenatal a la contaminación del aire relacionada con el tráfico puede dar lugar a un déficit de la función pulmonar a largo plazo en la edad preescolar. “Se ha demostrado que los hijos de madres expuestas a partículas diésel en la gestación tienen una función pulmonar baja a los 10 años”, indica el doctor Luis García-Marcos, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria de SEICAP. Además, fumar durante el embarazo “puede multiplicar por dos, o incluso por tres, las probabilidades de desarrollar asma durante la infancia”, advierte. Sin embargo, entre el 10 y el 35% de las mujeres embarazadas de todo el mundo fuman, según otro trabajo publicado en la revista Expert Opinion on Drug Safety.
Otra investigación sueca publicada en la revista Pediatrics concluye como la exposición al humo ajeno del tabaco, tanto en el útero como durante la infancia, se asocia con un riesgo elevado de desarrollo de la enfermedad alérgica hasta los 16 años de edad. El exceso de riesgo para el asma y la rinitis se observa sobre todo en la primera infancia, mientras que el de eccema en edades posteriores.
La dieta y el estrés influyen
Otro factor que puede interferir en la salud infantil es la alimentación durante el embarazo. “Se ha comprobado que la dieta mediterránea es un factor protector frente al asma”, explica el doctor García-Marcos. Es muy importante que la madre tenga una alimentación adecuada que incluya todos los grupos de nutrientes, con las restricciones propias de su estado. Una investigación australiana publicada en la revista Nutrition destaca como los alimentos con más riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas en el niño si los toma la madre durante el embarazo son los aceites vegetales, la margarina, las nueces y la comida rápida.
Los pediatras alergólogos recomiendan durante el embarazo seguir una dieta saludable, evitar el estrés y la exposición continua a contaminación procedente del tráfico y no fumar. Además, “también es importante prolongar la lactancia materna al menos hasta los 4-6 primeros meses por sus múltiples beneficios así como retrasar la entrada a las guarderías hasta el primer año para que el niño tenga mejor formado el sistema inmunológico de cara a las posibles infecciones”, concluye Luis García-Marcos.