Estos contaminantes ambientales alteran los genes implicados en el desarrollo testicular y la fertilidad masculina durante generaciones después de producirse la primera exposición durante la vida fetal. El trabajo se ha desarrollado con ratones expuestos durante el periodo embrionario, vía materna, a la vinclozolina, un fungicida (sustancias tóxicas que se emplean para impedir el crecimiento o eliminar los hongos y mohos perjudiciales para las plantas) muy usado en agricultura que tiene efectos antiandrógenos (que inhiben las hormonas sexuales masculinas), según explica Jesús del Mazo, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Investigaciones Biológicas.
Estos contaminantes ambientales alteran los genes implicados en el desarrollo testicular y la fertilidad masculina durante generaciones después de producirse la primera exposición durante la vida fetal. El trabajo se ha desarrollado con ratones expuestos durante el periodo embrionario, vía materna, a la vinclozolina, un fungicida (sustancias tóxicas que se emplean para impedir el crecimiento o eliminar los hongos y mohos perjudiciales para las plantas) muy usado en agricultura que tiene efectos antiandrógenos (que inhiben las hormonas sexuales masculinas), según explica Jesús del Mazo, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Investigaciones Biológicas. Y con dosis inferiores a los niveles en los que se indicaban como “sin efectos adversos observados”, según el índice de toxicidad NOAEL, explica Del Mazo. Este índice indica que bajo el nivel de 12 miligramos por kilo de peso y día, no se han observado efectos adversos. El estudio se ha hecho con un nivel de 1 miligramo por kilo de peso y día, donde se han observado los efectos adversos citados.
Circunstancias ambientales adversas durante el desarrollo y la vida de los organismos son capaces de modificar la expresión génica. Estas modificaciones denominadas “epigenéticas” son responsables de la aparición de múltiples patologías como algunos casos de cáncer o infertilidad. “Algunas de estas alteraciones epigenéticas y sus consecuencias pueden ser transmitidas durante varias generaciones, como se demuestra en este estudio”, añade.
Los resultados se publican en la revista PLOS ONE