La maternidad tardía es cada vez más frecuente, por lo que muchas de las mujeres que decidan ser madres una vez superados los 40 tendrán que recurrir a un centro de reproducción asistida. Dado que la fertilidad femenina cae drásticamente a partir de los 35 años, algunas de estas pacientes verán afectadas las posibilidades de concebir con sus propios óvulos, ya sea por una mala calidad ovocitaria o porque se consiga una gestación con embriones defectuosos que no pueda llevarse a término.
La maternidad tardía es cada vez más frecuente, por lo que muchas de las mujeres que decidan ser madres una vez superados los 40 tendrán que recurrir a un centro de reproducción asistida. Dado que la fertilidad femenina cae drásticamente a partir de los 35 años, algunas de estas pacientes verán afectadas las posibilidades de concebir con sus propios óvulos, ya sea por una mala calidad ovocitaria o porque se consiga una gestación con embriones defectuosos que no pueda llevarse a término.
“El CCS en estas pacientes de edad materna avanzada permite alcanzar con óvulos propios tasas de gestación equiparables a las alcanzadas con óvulos donados, que en este momento se encuentra en un 63%. El avance que supone este método respecto a la técnica de cribado que se utilizaba anteriormente (FISH) es que el CCS permite el análisis de todos los cromosomas del cariotipo humano –un total de 24-, mientras que con la técnica utilizada antes sólo se analizaban 9 cromosomas”, explica Emilia Mateu, bióloga de IVIOMICS, división genética de IVI, y principal autora del estudio.
¿Y en parejas con abortos de repetición?
Hasta un 5% de mujeres en edad reproductiva experimentan abortos espontáneos y las anormalidades cromosómicas están presentes en más de la mitad de ellos. El estudio presentado muestra que la tasa de embarazo en pacientes menores de 38 años con más de 4 abortos involuntarios alcanza el 66%, gracias a la aplicación del CCS. “Esta técnica nos permite transferir embriones euploides, es decir, sin alteraciones cromosómicas, y reducir la cifra de gestaciones fallidas”, apunta el biólogo Nasser Al-Asmar.